‘Caímos de pie, como hombres’
Julio César Baldivieso elogió a su plantel, dijo que la campaña de Aurora en la Copa Sudamericana fue positiva, a pesar del resultado de anoche, que lo dejó al margen, y de paso puso en duda —otra vez— su continuidad como entrenador del equipo celeste.
“Daré un paso al costado porque no tengo el apoyo necesario. No es por el resultado, porque hoy (ayer) perdimos de pie, caímos como hombres y además se hizo una gran campaña. Si no fuera por las piedras que tuvimos en el camino…”, dijo el técnico a la salida del camarín del estadio Sao Januario.
Tras el partido por la Liga ante Oriente, que Aurora perdió en Cochabamba, el DT ya había puesto en duda su continuidad.
El mismo Baldivieso contó que comunicó su decisión de marcharse a los jugadores, luego de la conclusión del partido, sin embargo éstos le pidieron que revise esa medida, le dieron su respaldo pleno, al igual que la dirigencia de Aurora que acompañó a la delegación.
Por eso Baldivieso abrió un compás de espera, se comprometió con sus jugadores a analizar la situación y tomar la decisión final una vez que esté de regreso en Cochabamba. Apenado, con la voz ronca de tanto gritar en el partido y con pocos ánimos de extenderse en el diálogo, el técnico comentó que no será fácil decidir.
“No es fácil quedarse sin trabajo, pero la vida continúa y no hay que perder la dignidad. Los jugadores me pidieron que siga. Me reuniré con mi familia para determinar los pasos a seguir”, agregó el entrenador. Habló poco del partido: “En el fútbol se puede ganar, empatar o perder. Hoy nos tocó perder, pero lo hicimos de pie”.
Una paliza parecida a otras
Un 6-0, el 2010
En Copa Sudamericana, el peor resultado de un boliviano lo sufrió San José (6-0), el 6 de octubre del año pasado ante Newell’s Old Boys en Argentina. Pero más goles en contra sufrió ayer Aurora.
Hubo peores
En Libertadores se recuerdan dos goleadas por 9-0: en 1970, River Plate a Universitario (La Paz), y en 1971, Peñarol a The Strongest. En nueve ocasiones, por la misma Libertadores, nuestros equipos recibieron siete.
Goleador
Augusto Andaveris fue el mayor goleador boliviano (3 tantos) en esta Sudamericana, escoltado por sus compañeros Villalba y Reinoso, con dos. El 2005 Andaveris anotó uno para Bolívar.
Ocho bofetadas para un castigo demasiado duro
Óscar Dorado Vega
Cuando a los 9 minutos Vasco abrió la cuenta (Bernardo, un golazo), el partido perfiló para Aurora las enormes complicaciones que llegarían después. El empate de Andaveris —poco menos que sorprendente, por cómo llegó— encendió la esperanza durante un rato, pero la absurda expulsión de Galindo dejó servida la mesa para que el local concluyera la primera parte con el marcador (doblete de Alecsandro) mínimo que necesitaba en función de dilucidar, eventualmente, desde el punto penal.
Una paliza parecida a otras
Un 6-0, el 2010
En Copa Sudamericana, el peor resultado de un boliviano lo sufrió San José (6-0), el 6 de octubre del año pasado ante Newell’s Old Boys en Argentina. Pero más goles en contra sufrió ayer Aurora.
Hubo peores
En Libertadores se recuerdan dos goleadas por 9-0: en 1970, River Plate a Universitario (La Paz), y en 1971, Peñarol a The Strongest. En nueve ocasiones, por la misma Libertadores, nuestros equipos recibieron siete.
Goleador
Augusto Andaveris fue el mayor goleador boliviano (3 tantos) en esta Sudamericana, escoltado por sus compañeros Villalba y Reinoso, con dos. El 2005 Andaveris anotó uno para Bolívar.
Ocho bofetadas para un castigo demasiado duro
Óscar Dorado Vega
Cuando a los 9 minutos Vasco abrió la cuenta (Bernardo, un golazo), el partido perfiló para Aurora las enormes complicaciones que llegarían después. El empate de Andaveris —poco menos que sorprendente, por cómo llegó— encendió la esperanza durante un rato, pero la absurda expulsión de Galindo dejó servida la mesa para que el local concluyera la primera parte con el marcador (doblete de Alecsandro) mínimo que necesitaba en función de dilucidar, eventualmente, desde el punto penal.
Tras el descanso, temprano, Leandro puso al conjunto brasileño en terreno de clasificación. Y luego la catarata de tantos que no paró hasta el último minuto con un extraño ocho a tres, casi tanto como la peculiar ubicación de los bancos de suplentes en el estadio San Januario.
Los problemas del equipo nacional se pusieron de manifiesto en la lucha uno a uno, en la intercepción de los centros aéreos que proyectó el dueño de casa y en la escasa tenencia de la pelota, recuperada no sin esfuerzo y perdida prontamente.
Es claro, además, que este Vasco (más allá de las flaquezas defensivas que reveló) fue muy diferente al adversario que tuvo Aurora en Cochabamba. De la mano de Juninho Pernambucano, líder en personalidad y dotado de una calidad intacta, los cariocas regularon el andar. Cuando hubo de apretar el acelerador lo hicieron y también provocaron la pausa, siempre valiosa.
Los celestes no apostaron a refugiarse delante de Lanz. Fieles a la filosofía de Baldivieso —que en la previa jugó al misterio con la presencia de Reinoso—, pisaron campo contrario, convirtieron tres veces y exhibieron, por ejemplo, el nivel de Ronald Segovia, que sabe con el balón, se atreve y va en franco ascenso. El riesgo asumido y la incuestionable jerarquía del rival configuraron la goleada. El arbitraje del paraguayo Quintana no influyó pero deslizó, a ratos, matices localistas.
Hay ocasiones —como ésta— en las que el esfuerzo no alcanza, se desvanece. Prevalecen otros elementos, relativos al desequilibrio individual y colectivo. Vasco da Gama mostró los atributos que lo catalogan como el mejor cuadro brasileño de la actualidad . Y Aurora lo sufrió descarnadamente durante casi todo el trámite.
Fuente: La Razon
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