Un Bolívar bien parado gana fácil la final de ida
Esta Academia no se complica con nada, tiene suficientes argumentos para salir de apuros (una vez más jugó durante largo rato con uno menos) y hace que su producción sea sencilla, sin mayores lucimientos que los que puedan emerger de sus individualidades, y poniendo como prioridad el rendimiento colectivo.
Anotar tres goles en una final —por más que ésta sea de una Copa de ensayo—, hacerlo en cancha ajena (con la presión encima de la parcialidad contraria) y ante un rival que había demostrado tener interesantes recursos, no es poca cosa, y es producto de un planteamiento muy bien estudiado.
Bolívar sacó buena tajada en el primer tiempo. De entrada el técnico Portugal puso gente que manejara la pelota. Defensivamente estuvo bien parado, le tapó todas las salidas a Wilster, y aunque no tuvo un hombre de punta —porque Cantero fue al banco— dispuso de más ocasiones de gol, por lo general generando espacios con pelotas a las espaldas de la zaga contraria.
De esa manera llegaron los goles de Bolívar en la primera parte: el primero (5’), un pase largo de Eguino que capitalizó bien Juárez; y el segundo, a los 25’, un lanzamiento en diagonal de Campos para Rivero, y otra buena definición de éste.
En medio de los tantos celestes, Wilster había logrado empatar a los 9’ con un cabezazo de Zenteno, al ángulo izquierdo.
Bolívar se quedó sin Campos (expulsado a los 39’), pero no lo sintió. Desde el inicio de la segunda parte se agrupó bien de mitad de cancha para atrás y supo jugar con la urgencia que tenía Wilster por llegar al empate.
En ese tren, fueron más las opciones que tuvo la Academia para aumentar la cuenta y el tercero no tardó en llegar, luego de una buena jugada de Cardozo que se sacó de encima a dos rivales y que Siquita aprovechó con un buen disparo (30’).
La Academia no decae tras la expulsión
Bolívar tiene una buena fórmula en caso de quedarse con un jugador menos: se agrupa hacia atrás, lo que no significa retroceder en demasía sus líneas ni meterse en su cancha; por el contrario, bien distribuidos sus jugadores, hasta tiene argumentos efectivos como para ir al ataque, así logró ayer frenar a Winters y convertir el tercer tanto, que además fue el definitivo.
Como sucedió ante Aurora, cuando el expulsado fue Eguna, ayer Campos salió más temprano aún (39’PT), pero cada una de las líneas absorbió esa ausencia y logró que el equipo no la sintiera.
Podía pensarse que Wilster sacaría tajada de esa situación, en todo caso el aviador no le encontró la vuelta y se topó con un rival muy ordenado, sin dar ninguna concesión.
Con uno menos, Bolívar atacó más y mejor: en la segunda mitad, al margen del gol de Siútica, dispuso de al menos tres situaciones de gol y, en cambio, no sufrió tanto atrás.
La figura
Hubo un lapso en el que todas las pelotas pasaban por los pies de Rudy Cardozo y éste fue un buen distribuidor de juego. Además, muy hábil en las acciones individuales.
El himno
Una final de un campeonato amistoso no parece ser razón valedera para entonar el Himno Nacional. De paso, el irrespeto de los hinchas de Wilstermann fue notorio.
El árbitro
Bien y mal. La expulsión a Campos no se discute, pero el que originó la reacción del académico tiró una patada como para roja. Además, Mancilla se ‘comió’ un penal.
(La Razon)
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