Bichi Fuertes, Gaby Milito, Burrito Ortega y Bruja Verón, cuatro referentes que llegaron al final.
El fútbol argentino atraviesa una época de cambios. Grandes figuras de los últimos tiempos han dejado de practicar el deporte en forma profesional, mientras que otros anunciaron su retiro para el final de la presente temporada. Un tercer grupo, aún sin fecha de vencimiento, todavía se luce domingo a domingo. Algo los une.
Juan Sebastián Verón, emblema Pincha que se dedicará a la parte directiva del club.
Abatidos por dolores físicos, Juan Sebastián Verón y Gabriel Milito decidieron alejarse de las canchas, sus refugios habituales.
El mediocampista de Estudiantes quiso dar un paso al costado a finales del año pasado pero entre compañeros y simpatizantes lograron torcerle el brazo a la Bruja, que finalmente disputó también el torneo Clausura. A decir verdad, un puñado de partidos en esta competición.
Ayer fue el turno de comunicar la decisión de Gabriel Milito. Otro que, como Verón, decidió volver al cuadro de sus amores para dar las últimas puntadas. Su nivel distó del mejor durante la última temporada por culpa de esa maldita rodilla que lo tuvo a maltraer durante toda la carrera y le impidó terminar de destacarse como el mejor en su puesto durante los últimos veinte años. Fue la propia rodilla la que llegó al punto de obligarlo a desistir.
Si bien disputó 18 de los 19 encuentros del pasado torneo y en el actual pudo estar presente en once ocasiones cuando aún restan dos jornadas, cada domingo que saltó al terreno lo hizo aguantando un fuerte dolor, que lo molesta hasta para subir las escaleras. Se cansó. En conferencia de prensa, explicó esta situación y le puso palabras a su retiro: "Mentalmente ya no supero los inconvenientes físicos, el día a día se me hace muy largo", dijo.
Gabriel Alejandro Milito, el último bastión de Independiente.
Además comparten otro plus: el amor al club. Cuando sintieron que eran los últimos momentos como futbolistas, tanto Verón como Milito volvieron a la institución que los formó para ayudar desde adentro. Detectaron fallas y brindaron una mano. Por eso la gente los destaca encima de los demás.
Ariel Arnaldo Ortega, el Burrito. Tantos enganches que ya no estarán.
Lejos de la consideración de los dirigentes, recaló en equipos menores como ser All Boys y Defensores de Belgrano. Ahora, cuando finaliza el préstamo, debería volver a River -dueño de su pase-, a sabiendas de que es persona no grata para las autoridades; por eso existe la posibilidad de que deje de jugar. Otro hombre dueño de una cabeza más rápida que las piernas. Emblema de los hinchas Millonarios caídos en desgracia que, en épocas de crisis, coreaban su apellido como grito de guerra.
Esteban Fuertes, el Bichi se cansó de romper redes en el plano doméstico.
A estos nombres se suman otros que también han marcado al fútbol argentino y ya no están, o dejarán de estar próximamente. Matías Almeyda, Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo, Román Riquelme, Leandro Romagnoli, Bernardo Romeo.
Con sus partidas el mundo de la redonda no sólo deja atrás enormes profesionales, ejemplos a imitar, sino que pierde una identidad difícil de recuperar. Sobre todo en épocas donde los protagonistas no terminan de identificarse con un color que ya están pensando en armar las valijas y mudarse para enfrentar el "gran desafío" europeo. Ojala puedan estos hombres, ya desde el costado del campo de juego, apuntalar a los más chicos, inculcarles el respeto hacia las instituciones que tanto hicieron por ellos.
(German Campisi)
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