Jornadas Deportivas

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viernes, 10 de agosto de 2012

¿QUIEN TIENE LA CULPA?


Oriente es una lágrima en la Copa y en la Liga

El momento futbolístico de Oriente es crítico. No le salen las cosas. Si en las dos últimas fechas apenas ha conseguido sendos empates (La Paz FC y The Strongest) jugando en casa, anoche ratificó su baja producción cayendo otra vez de local, pero esta vez 1-2 ante Guaraní de Paraguay, rival al que había superado hace una semana en Asunción 1-0  con gol de Danilo Carando, y al que debía al menos empatar para pasar a la siguiente fase y así posibilitar que el club embolsille un importante ingreso económico.

El mismo planteamiento. Para el partido revancha, Erwin "Platiní" Sánchez mantuvo el esquema que le había dado resultado en la capital paraguaya. Esto implicaba poner a cinco hombres en el fondo, cuatro en el medio y un solo atacante. La pregunta que surgió ante este sistema fue, ¿quiere defender el 1-0? Puede ser que sí. Pero lo que se vio en la cancha fue un equipo desprolijo y sin una conducta clara de juego. Esta actitud posibilitó que la visita aproveche las imprecisiones de su rival, ya que con dos balones aéreos (Sergio Orteman primero y luego Dante López) definió el partido a su favor, a los 19' y 72', respectivamente

Mejoró en el complemento, pero no fue suficiente.
 Oriente tuvo una positiva reacción en el complemento, lo que derivó en el gol de Carando, a los 56'. Fue fugaz la alegría refinera, sobre todo por la forma en que se elaboró la jugada. El montereño Adrián Cuéllar, que ingresó en el complemento por el defensor colombiano Josimar Quiñones, desbordó por derecha y sacó un centro que hizo posible que el argentino Danilo Carando defina de taquito. Un lujo, pero en ese momento un gol oportuno y que hacía soñar.

Falla en la zaga. Los errores defensivos de Oriente se hicieron ayer más notorios, porque por momentos daba la impresión de  que Guaraní era local, pues arrastraba marca y contragolpeaba con hombres muy veloces, como el atacante Darío Ocampo, la figura del partido. Ni el cambio de esquema sobre la marcha que hizo Sánchez ayudó a mejorar la producción refinera. La actitud era la misma pese a que individualmente hubo jugadores que intentaban ponerle el hombre con guapeza. Al final no hubo remedio. El mal está estancando y es menester extirparlo ahora, pero en el campeonato local.
(El Dia)

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